sábado, 22 de diciembre de 2007

De cómo destruí el espíritu navideño

A petición de Estefanía, me dedicaré a escribir sobre los nobles tópicos sugeridos por tan hermosa creatura (1), comenzando por la intrigante historia de cómo destruí el POCO espíritu navideño de mis compañeras de piso.
Para empezar, ¿por qué demonios no compraron un arbolito? ¿No se quieren a sí mismas acaso? Yo definitivamente no puedo porque soy pobre y mi estancia será breve, como todo lo bueno en esta vida. No pienso debatirme entre la vorágine de chinos que habitan el estadio horroroso cuyo nombre no puedo ni pronunciar. Además, en el supuesto de llegar a l a sección navideña, ¿cómo me van a entender si los pinches chinos no hablan polaco? En el mejor de los casos yo llegaría diciendo "dame por favor un árbol navideño" en mi polaco todo cheche.
Luego vendría el problema metafísico de elegir en árbol adecuado para mí; tendría que ser lo suficientemente grande para que no parezca planta de baldío, pero lo suficientemente pequeño para que pueda transportalo en el tranvía sin lastimar mi espalda en el trayecto. Debería adecuarse a mi presupuesto y a mi sentido de lo estético, así como representar en su figura todos los ideales navideños. Pero la verdad es que volvería a casa con un arbolito blanco de plástico, de 15cm aproximadamente, con la leyenda Hapy new gear porque los amarillos no saben escribir en lenguas civilizadas.
Bueno, ya que ha quedado claro el problema del arbolito, pasemos al de las luces. Unas pinches luces en Carrefour te han de costar menos de 100 mexican pesos y ponen el ambiente con sus colores ochenteros. Además es la onda cuando uno de los foquitos se funde, porque arruina el espíritu navideño en la mitad de la serie. O si no, están también las lucecitas blancas con musiquita, te hacen quedar bien con los invitados, te arrullan, te llenan del amor de Dios y se ven bien paiques.
O de perdis una cochina corona de adviento, al cabo que es católica y a ellas les gustan esas cosas. Si no les alcanza, puedo ir al parque a cortar plantitas y enredarlas, nomás haría falta ponerle un moño y pegarle sopa de coditos y una foto de la roomie grande con su cara de mal pedo.
Pero está bien, no las juzguemos, hace una semana hicieron su intento colgando una esfera navideña en la manija de uno de los cupboards (2) de la cocina. Era de color dorado y le habían pintado algo así como un angelito con una trompeta. Ahí voy de pendeja un domingo por la noche a limpiar la cocina para alivianarles la vida, y según yo toda hacendosa lavando platos y sacudiendo y no sé qué. En eso guardo unas tazas en dicho cupboard, cierro la puertita... y ¡tóoomala papá! la esfera se precipita y se destroza ruidosamente a escasos 2 metros de la roomie menor, que me mira con cara de "¡pero qué has hecho!"
Morí de vergüenza (3) me puse a gritar "¡perdón! ¡perdón!" como borracho en estado de necedad, e intenté remediar el daño.... tirándolo todo a la basura. Pude en cierto modo intentar pegarlo, pero vamos, la verdad estaba bien feo el adorno ese. Luego temí cortarme, dejé de limpiar, balbucí más disculpas y me encerré en mi cuarto.
Emilia me dijo que no había problema, pero vamos, ustedes y yo sabemos que le rompí el corazón como sólo yo sé hacerlo (osea, de la manera más patética que se me pueda ocurrir). Ahora sé que me odian en silencio, pero eso es material para otra entrada.

(1) Encontré en internet que, según esto, ambas formas creatura-criatura son adecuadas, así que opté por la primera por sonar más bonita y elegante.
(2) No me acuerdo de cómo se dice cupboard en español.
(3) ¿Se dan cuenta de que yo muero de todo? De risa, de vergüenza, de aburrimiento, etc. etc. A veces también muero por dentro.

2 comentarios:

ANDRES dijo...

jajajajajajajajajajaja me dio mucho risa jajajajajajaa}

aayy soy una creaturita del señor jojojo

ANDRES dijo...

aahh chinga se me publico como si fuera fary... ves ves vesssss bloger insiste en cubrir mi identidad, como si fuera de Al Qaeda!!!!