Luego viene el problema de las entradas: la falta de inspiración, la autocensura, la ausencia de tópicos literarios, la necesidad ontológica de escribir cosas interesantes, la interferencia de ideas superpuestas en mi cerebro, las depresiones periódicas, los momentos de alegría, los deberes cotidianos, todo lo que pasa por mi mente y no logra concretarse.
Después está la depresión post-post, más o menos como la de post-parto. Espero que el mundo acoja cada nueva entrada con singular alegría, espero comentarios, espero saber quién me lee. Es como mi gasolina. Y a mí me gus-ta la ga-so-li-na
Daaame más ga-sooo-liiii-na
1 comentario:
a ella le gustaa la gasolinaaaa
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