sábado, 27 de octubre de 2007

Entrada del miércoles (con algunos días de retraso)

Mi abuela debe estar muy orgullosa de mí somewhere in Jalos. He defendido los valores que me ha inculcado, a capa y espada. He demostrado con aplomo y valentía que puedo seguir con las tradiciones ancestrales de los Gutiérrez.
Hermosa octagenaria, donde quiera que estés, regocíjate en el hecho de que le negué mi linda humanidad a un negro. Me resistí a sus frases ligadoras tipo: (llevo tres horas de hablar contigo sobre los temas más pendejos de la tierra pero) eres una persona muy inteligente y (estoy caliente y/o solitario) hermosa.
Abuelita querida, mientras escuchaba semejantes faltas de respeto hacia tu nieta (¡tu nieta!) vi tu cara flotando por los aires de una discoteca varsoviana, profiriendo esas dulces y sabias palabras que sólo una persona que te ama puede decir: "¡nomás falta que alguna de mis nietas termine con un negro!".
Pensé en las respuestas que te hubieran gustado más, como: "báñate con cloro y luego hablamos", "lo siento, pero no puedo rebajarme a tu nivel" etc. etc, lo que pasa es que soy una persona educada y no tengo por qué andar por la vida insultando gente. Además temí ser atacada, porque no traía conmigo el agua bendita para la defensa personal.
De todos modos he salido del problema sin perder el estilo: huí del lugar tan pronto como le expliqué mi dichoso estado civil. Así es, huí como suelo hacerlo, sólo me voy cuasicorriendo a otro lugar y me refugio en otras personas. Así fue que terminé bailando con medio programa Erasmus mientras el galante brasileño me perseguía de un lugar a otro.
Al final todos me abandonaron a mi suerte y terminé huyendo de un gringo típico-turista-pendejo-al-que-no-le-gustó-París. Gracias al cielo, siempre existe el pretexto de los baños.

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