sábado, 6 de octubre de 2007

primer dia en Madrid

Isa y Jose (su novio) pasaron por mí al aeropuerto. Para variar, no me reconocieron y yo tuve que ir caminando patéticamente hacia ellos, hasta que pusieron cara de sorpresa. Me llevaron a su piso (pequeńito, pequeńito) y me presentaron a su perro Ioga, un labrador todo bonito.
Me bańé y me cambié de ropa. Ioga descubrió lo divertidas que podrían llegar a ser mis pertenencias y se empezó a revolcar frenéticamente entre ellas, hasta que lo saqué porque estaba mordiendo la bufanda que me tejió Yecenia.
Fuimos al veterinario porque estaba un poco mareada, jajajjajaja no es cierto, fuimos a llevar al perro a vacunar. Al salir volví a notar el aroma a Madrid (porque juro que Madrid y Rouen tienen un olor peculiar). En general no hacía frío, estaba un poco nublado pero todo bien.
Pasamos por Paula para comer, no es que nos la fuéramos a comer, sino que andaba por el rumbo y (quiero pensar que) tenía ganas de verme. En el camino, para comenzar una serie de desdichas que no pretendo anticipar, el perro me vomitó encima. Pero no me refiero a una “agrurita otońal” sino a todo su maldito plato de comida volcado en mis piernas. Lo peor del caso es que ni siquiera estaba bien masticado; además, encontré un cabello largo en el producto. Se lo dije a los apenados padres de la bestiecilla y se rieron mucho de mi descripción, pero no es mi culpa que el perro vomite de esa forma. Ya se imaginarán lo asqueroso que fue quitar todo eso.
Jose preparó una lasagna vegetariana y unas bebidas como smoothies que se pirateó de un Starbucks. ˇBien hecho Jose! ˇTerminemos con la plaga! Yo me tomé como la mitad de su vaso sin darme cuenta; lo bueno es que el tampoco lo notó. La comida estuvo muy rica. Me dieron cerveza Cruzcampo, y recordé mi foto del ańo pasado. Tal vez la suba junto con esto.
Después de comer fuimos a El Corte Inglés, que es como Fábricas de Francia o Liverpool, pero con tienda de abarrotes de marca propia, en plan “oh, sí ˇVamos por un jugo del corte inglés! Oh, żme podrías traer un trapeador marca El Corte Inglés? ˇClaro madre, soy una máquina de hacer favores!” La ropa no me pareció la octava maravilla del mundo fásion, digo, he comprado cosas más bonitas en la ropa de segunda (ejem, de segunda revisión ISO 9001, no vayan a creer otra cosa). Encontré un letrero muy gracioso que decía “La feria de bebés” o sea, żahora regalan bebés? Los espańoles escriben cosas sin reflexionar, como eso de la “fundación de los amigos de la lepra” una cosa es ser amigo del leproso y otra de la lepra en sí, al menos eso creo.
Fuimos a saludar al papá de Isa y, żadivinen qué? ˇNo recordaba haberme conocido! Llega un punto en que prefiero tomarlo como un halago tipo “con el tiempo me pongo mejor”. Isa compró un par de cosas y nos fuimos. En el camino pasamos por un quiosco de comida que decía Dońa Porra y don Churro. Lamentablemente no pude tomarle una foto.
Pasamos por casa de los padres de Isa, donde conocí a su mamá, a su hermana y a sus sobrinitas. Sus sobrinas me tenían miedo y la seńora loca (żhabrá alguna seńora espańola que no esté medio mal de la cabeza?) se puso a presumir toda la ropa de marca que le regaló su marido. Lo peor del caso es que todo lo pronunciaba mal, como la marca tóus.
De nuevo en casa de Isa y con las sobrinitas. El perro estaba como loco atacando a las nińas. Isa puso una animación para nińos llamada algo así como “pocoyó” o “cocoyó” o “chocotorro”, me da igual. Era sumamente aburrida y pensé en mi infancia llena de violencia y lágrimas (Remi, Candy Candy, los caballeros del zodiaco, żqué diablos ven los nińos de hoy?)
Por la noche fui a cenar a casa de Paula (cous cous) y conocí, por fin, a su hombre. Me lo imaginaba todo leńador, pero es bastante alegre. También estaba un mexicano llamado Miguel, con el que platiqué un buen rato. Tengo la impresión de que le gustaba contradecirme para luego darme la razón. En la madrugada me estaba durmiendo a media platica, incluso sońaba cosas en cuanto cerraba los ojos. Me dormí en el sillón sin decir ni “con permiso”.
A fin de cuentas pasó otro domingo sin que yo conociera el rastro (que no es la universidad bovina de Espańa). Siempre digo que a la próxima iré. Tengo fe en mi humanidad.

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